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Si la FIFA y los clubes del mundo pregonan Fair Play, es decir juego limpio, muchos se preguntan todavía si Federico Valverde el joven uruguayo que salió expulsado, mereció o debió recibir el Premio de MVP tras el título del Real Madrid como Campeón de la Supercopa.

 

 

Una aparatosa falta, sin disimulo, cometida cuando restaban solo cinco minutos para el final tuvo un efecto contrario para el uruguayo Fede Valverde, expulsado con tarjeta roja, sin discusión, pero erigido en salvador por sus compañeros, su entrenador e, incluso, el técnico adversario. Valverde se marchó con rabia del césped del King Abdullah Sports Center de Yeda. Había sido el mejor de su equipo. Un derroche de compromiso, un dispendio de calidad, un prodigio de fútbol.

 

 

El uruguayo nacido en Montevideo hace 21 años fue elegido el mejor jugador de la Supercopa que al final conquistó su equipo, después de imponerse, en los penaltis, al Atlético Madrid. El centrocampista, de planta imponente y fabuloso despliegue, impidió con la alevosa infracción que Álvaro Morata, con metros por delante, encarara en solitario al portero Thibaut Courtois. Era un todo o nada. Una ocasión de gol. De derrota. Valverde apostó. Frenó al rival y dejó a su equipo con diez. Pero el marcador no se movió y sus compañeros pudieron redondear la faena desde el punto de penalti.

 

 

Mucho tuvo que ver en ello el ‘Pajarito’, que llegó un buen día desde Peñarol con diecisiete años para reforzar el filial del Real Madrid y cumplir un sueño. La fea acción no evitó que Fede Valverde fuera elegido como el jugador más valioso de la Supercopa. El mejor. Todo se le junta al joven de Montevideo. De personalidad callada, talante discreto y actitud prudente vive el mejor momento de su vida. Asentado en el Real Madrid, valorado por el entorno y a punto de ser padre. «No le puedo pedir más a la vida», reconoció tras la final. Nada que ver con los complicados comienzos. Con las dificultades de adaptación con las que tuvo que lidiar cuando llegó desde Uruguay a España reclutado para el Real Madrid. Ni en el momento de partir hacia La Coruña para reforzar al Deportivo a lo largo de un año de cesión. En Riazor prometió, pero no despuntó.

 

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