Fracaso del Atlético, Bayern arrasa y Barca golea

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Hay 14 clubes clasificados a 8vos  pero ya No hay presente ni futuro en Europa para el colchonero de Madrid, ni en la Liga de Campeones ni en la Liga Europa, a la que fue incapaz también de agarrarse en el despropósito más visible del conjunto rojiblanco en la era Diego Simeone.

 

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No sólo por la derrota en Oporto, donde hizo el ridículo en el primer tiempo, sentenciado con dos goles en contra, sino por todo su recorrido en esta edición del torneo, que lo sobrepasa y lo reprime con total severidad (2-1).

 

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Su sistema defensivo, tan elogiado en el pasado, tan inabordable antes, cuando transformó esa destreza en una forma de vida y de éxito, quedó señalado en el estadio Do Dragao, como antes ocurrió en Cádiz, en los dos choques contra el Bayer Leverkusen o en Brujas, cuando se acercó al precipicio en el que ha caído ya de forma abrupta, en un fracaso innegable, por el objetivo, el equipo, la plantilla y la historia que tiene el Atlético. La última posición de su grupo no está a la altura de nada de eso. Y ni mucho menos de todo lo logrado con Simeone. Perdió en Oporto, el Bayer Leverkusen empató con el Brujas y la eliminación fue completa del Atlético.

 

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Por la defensa, su esencia, el origen de todo, se desangra el Atlético de Simeone, cada vez menos incuestionable en el club. En los tiempos más convulsos de la pasada temporada (que repite ahora), al técnico le inquietaba constantemente cómo recomponer la firmeza atrás; el aspecto más reconocible, al que se agarró en los peores momentos de su conjunto, para rearmarse y relanzarse. Meses después, está en el mismo laberinto, cuya solución es hoy por hoy indescifrable, hasta para él mismo: la vulnerabilidad de su equipo es alarmante, colectiva e individualmente, dañada de forma constante una estructura antes incontestable.

No es ya una cuestión de nombres dentro de su plantilla. O sí. Ni el reencuentro de la pareja que más convicción le transmite (Savic y Giménez, ambos una caricatura de lo que son) ha cambiado una tendencia estresante para el Atlético y el entrenador. Ni las alternativas de Mario Hermoso y Felipe Monteiro. Quizá algo con Witsel, mucho más concluyente como recurso atrás que en su puesto de medio centro hasta ahora. Ni Reinildo mantuvo hoy la altura. Nahuel Molina tampoco soluciona nada. Ni atrás ni adelante. Tampoco la combinación de centrocampistas. Ni De Paul. Ni Saúl. Ni la variación de sistemas: cuatro, cinco o los que sea.
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El Oporto lo puso en evidencia. En la dinámica que está el Atlético, cada lance descubre un problema con una expresividad impropia del equilibrio en el que se mueve el fútbol actual, tan detallista como es todo. No se entiende cómo Otavio recorrió tan solo la banda derecha, con Saúl cerrado hacia el medio, hasta que encaró a Reinildo; tampoco cómo perdió el foco Giménez del desmarque de Evanilson -se vio lento al uruguayo-; ni cómo Taremi remachó solo, indetectable, a gol el chut fallido de su compañero, para anotar su duodécimo gol en 17 partidos. Avisado estaba el Atlético.

Aún más malparado salió en el 2-0, en el minuto 24. El fallo en el despeje de Savic, aparentemente en ventaja en la pugna por un balón dividido (o no tanto) en la banda con Galeno, lanzó otro gol del Oporto, tan sencillo, con una carrera hasta la línea de fondo y un pase atrás de manual que, entre el resbalón o la reacción tardía de Reinildo, conectó Eustaquio en su vertiginosa llegada de atrás en otro golpe directo a los visitantes.

Entre medias, Oblak había salvado otro tanto, en su intervención crucial ante Galeno. Luego hizo otra, ya con 2-0, ante Otavio. Fue el mejor de todos de largo. Sobresaliente. Evitó la goleada. También en el segundo tiempo.

 

 

 

 

 

No había ninguna excusa sobre el terreno de juego. Ni siquiera el afortunado ‘pase’ de Evanilson en el 1-0 o el resbalón de Reinildo en el 2-0. A la media hora, el Atlético era un fantasma que deambulaba por el césped de Do Dragao, superado en cada sector, incapaz de proponer nada de medio campo hacia adelante, tan solo un ‘tirito’ de De Paul, y tan desnortado en su defensa que ni siquiera se enteraba de un saque de banda a su área, entre los gritos de Oblak, la bronca de Simeone y la estupefacción general, encomendado ya, con 2-0 en contra, a una derrota del Bayer Leverkusen en Alemania que no se produjo para ir a la Liga Europa.

En tal panorama, Joao Félix volvió al once. En la nulidad del fútbol de su equipo, fue invisible, salvo contados instantes, como el tiro que lanzó con potencia que obligó a la única parada del partido de Diogo Costa, ya a la hora de encuentro. Justo después, Simeone cambió al atacante luso. Sorprendente, cuanto menos. Si esto se trata de rendimiento, hoy había ocho jugadores más sustituibles que él a la hora de encuentro (todos menos Griezmann y Oblak) cuando lo cambió.

 

 

 

«Cuando el campo habla, no hay mucho que decir», dijo en la víspera Simeone. El campo habló en Cádiz, con dos goles del delantero portugués, y el campo repuso al atacante en el once titular… Nueve partidos después. En su desencuentro, latente desde hace tiempo, más que visible ahora, no era natural una secuencia de suplencias tan larga. Ni tampoco que haya sido tan infrautilizado como para ser empleado sólo más que Mario Hermoso, Felipe Monteiro o Sergio Reguilón, recién recuperado, en esa serie de nueve encuentros, de los que el conjunto rojiblanco sólo ganó cuatro, ninguno de ellos en la Liga de Campeones. No fue una solución en el duelo de este martes, pero él quizá tuvo coartada en la desasistencia. Otros muchos, ni eso.

Tuvo la opción el Atlético de reengancharse al partido, pero la falta decisiva con la que Rodrigo de Paul ganó un balón dividido (entró con la plancha) a Fabio Cardoso invalidó el gol en el minuto 67 de Griezmann; la única luz visible en el apagón generalizado de más de una hora del equipo rojiblanco, que reapareció por el otro área en sendas oportunidades de Correa y Yannick Carrasco -notable- repelidas por Diogo Costa y sintió alivio cuando Oblak se interpuso en otra ocasión rival, ya directo para darse de bruces con el fracaso, aunque un córner de Carrasco y un toque de cabeza en propia puerta de Marcano firmaron el 2-1 en el minuto 94.

 

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Porque nada escondía el fiasco de la Liga de Campeones. Ni siquiera la Liga Europa. Pero, al menos, amortiguaba una caída estrepitosa. En 2017-18 fue un salvavidas para el Atlético, campeón de aquel torneo en Lyon contra el Marsella. También el billete para la Supercopa de Europa que ganó al Real Madrid en Tallin en 2018. Cuando levantó esos dos títulos, el sexto y séptimo de la era Simeone (el octavo y último hasta ahora fue la Liga de 2020-21), nadie echó la vista atrás para acordarse de la forma en que había llegado a tales instancias e instantes. Ni siquiera eso tiene ahora. Ha ganado sólo cuatro de sus últimos 16 duelos de Champions. Es su realidad. «Y contra la realidad no podemos ir», decía el técnico en la víspera.

 

Aspirinas para todos

 

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El Bayern Múnich derrotó este martes por 2-0 al Inter de Milán para despedirse de la fase de grupos de la Liga de Campeones con un pleno de victorias y 18 puntos de 18 posibles. En el partido ya no había nada en juego, el Bayern ya tenía asegurado el primer lugar del grupo y el Inter estaba clasificado como segundo.

 

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Eso en parte explica que los dos equipos reservasen a algunos jugadores importantes y que a algunos sólo les dieran algunos minutos, pese a lo cual el partido tuvo momentos interesantes. El Inter tuvo un buen comienzo con dos remates de Nicolo Barella. El primero, en el minuto 8, fue desviado a saque de esquina por el meta Sven Ullreich; el segundo, tras un saque de esquina, el baló iba en dirección al rostro de Sadio Mané, que se cubrió con los brazos. La jugada hacía pensar en un penalti, pero el árbitro, el eslovaco Ivan Kruzliak, lo desestimó al consultar las imágenes del VAR.

 

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Sólo después el Bayern empezó a sacudirse el dominio, aunque el Inter tuvo todavía una gran ocasión. Fue en el 27 y en los pies de Lautaro Martínez, que se resbaló y remató por encima desde una excelente posición a un buen centro de Robin Gosens. Sin embargo, el Bayern había empezado a tomar el control del partido, a poner la pelota en la mitad contraria y a buscar recuperaciones rápidas con la presión alta  En el 32 el Bayern se puso en ventaja con un gol de cabeza de Benjamin Pavard tras un saque de esquina lanzado por Joshua Kimmich.

 

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En lo que quedaba del primer tiempo las mejores llegadas las tuvo el Bayern. La mejor, ya en el descuento, fue un remate de Kingsley Coman que el meta André Onana tuvo que desviar a saque de esquina. La segunda parte, salvo unos conatos ofensivos del Inter en los primeros minutos -incluido un gol anulado por claro fuera de juego-, fue del Bayern. El segundo gol llegó en el minuto 72, con un remate a la escuadra de Eric-Maxim Choupo Moting desde la media luna en lo que fue su última acción en el partido antes de ser sustituido por Mathys Tel. En el descuento hubo una gran parada de Ulreich ante un remate de Sven Dzeko.

 

 El Barcelona se despidió de la Champions goleando

 

 

Con triunfo cierra  su participación en la Liga de Campeones con un cómodo triunfo en el Doosan Arena (2-4) ante el Viktoria Pilsen, el único equipo al que ha sido capaz de ganar -además por partida doble- en esta edición de la máxima competición continental. El conjunto azulgrana jugará la Liga Europa con el consuelo de haberse embolsado otros 2,8 millones -lo que la UEFA paga por cada victoria en el torneo- ante un rival que se marcha de la Champions sin haber sumado un solo punto en la competición.

 

 

 

Para este último encuentro, Xavi dispuso un once plagado de suplentes, empezando por el portero Iñaki Peña y el centrocampista Pablo Torre, quienes estrenaban titularidad en el equipo catalán. Y el Barça, que hoy contó con Kessié de mediocentro ante la baja por sanción de Busquets, encarriló muy pronto el partido. Marcos Alonso abrió la lata a los 6 minutos, después de una jugada que él mismo empezó tras robar en la presión a la zaga rival y que remachó en línea de gol después de que Stanek no pudiera atajar un disparo colocado de Ansu Fati.

 

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El Viktoria era incapaz de salir con balón jugado. La baja de Mosquera aún le dejaba con menos argumentos en la combinación, pero tras veinte primeros minutos de absoluto domino visitante, el conjunto checo pareció reaccionar. Chory cabeceaba al travesaño un lanzamiento de falta, e Iñaki Peña le sacaba un tiro escorado a Kalvach a la media hora. Antes, Piqué lo había intentando con un disparo desde la frontal que puso en aprietos a Stanek, y después, Ansu no llegaba, por los pelos, a un centro de Jordi Alba para hacer el segundo.

 

 

El partido parecía igualarse por momentos, pero en la última jugada antes del descanso, Ferran Torres remataba a gol una triangulación entre Raphinha y Alba en una rápida contra azulgrana. El árbitro, que había anulado inicialmente el tanto por fuera de juego, lo validaba después de consultar el VAR. El Viktoria puso emoción al partido a los siete minutos de la reanudación con un penalti transformado por Chory, que había sido derribado por Pablo Torre dentro del área cuando se disponía a batir a Iñaki Peña. Pero en la jugada siguiente, Ferran Torres hacía el tercero para el Barça tras una combinación con Raphinha.

Al Barça se sabía superior, pero tampoco multiplicaba esfuerzos consciente de la intrascendencia del choque. Y los de Michal Bílek, que dejaban jugar al cuadro catalán renunciando a la presión alta, poco a poco se fueron acercando a la meta defendida por Iñaki Peña. El portero del conjunto azulgrana le sacaba una remate en boca de gol a Vlkanova, pero nada podía hacer con el testarazo de Chory en la jugada siguiente. El gigante checo le ganaba la espalda a Marcos Alonso y firmaba su doblete con casi media hora aún por disputarse.

 

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Pero entonces llegaría el golazo de la noche. El debutante Pablo Torre ganaba la espalda a la defensa local para bajar un centro de Raphinha con la diestra y fusilar a Stanek con la zurda para hacer el 2-4 a un cuarto de hora de la conclusión. Torre lesionado en la jugada del gol, era sustituido por el canterano Álvaro Sanz, que se unía a Mar Casadó, otro jugador del filial que debutaba hoy y que hacía pocos minutos había reemplazado al lesionado Kessié. De nuevo parecía el choque sentenciado, pero el Viktoria Pilsen, en su mejor partido en toda la Champions, a punto estuvo de acortar de nuevo distancias en la recta final, con un tiro de Jirka que se estrelló en el palo izquierdo de la portería visitante y varias llegadas más, antes de que el árbitro pitara el final.

 

 

Liverpool a octavos Napoli pierde invicto

 

 

 

 

Mohamed Salah confirmó su idilio con la Liga de Campeones con su séptimo tanto en la competición este curso y lideró la victoria (2-0) de un Liverpool que rebaja la tensión de Jürgen Klopp y que estará en octavos de final como segundo de grupo. Los ‘Reds’ necesitaban prácticamente un milagro para acceder como campeones de grupo, porque necesitaban un 4-0 o un resultado mejor para superar el 4-1 que les clavó el Nápoles en el Diego Armando Maradona. No hubo goleada y tampoco buena imagen del Liverpool ante su afición, pero sí victoria sobre la bocina gracias a un rechace que Salah cazó dentro del área pequeña y que le coloca como máximo artillero de la ‘Champions’, con siete tantos, uno más que Kylian Mbappé. Darwin Núñez, en el último segundo, puso el 2-0 y sentenció el triunfo.

Aunque ganó, el Liverpool no mejoró demasiado la imagen dada en este mismo escenario el fin de semana contra un Leeds United, que le batió en los últimos minutos. De hecho, coqueteó con otro fracaso cuando Leo Ostigard cabeceó a la red una falta lateral y puso en jaque a un Klopp que vive su peor momento en Inglaterra. Para suerte de los ‘Reds’, el VAR vio un fuera de juego milimétrico y anuló el que hubiera sido el 0-1 del Nápoles.

 

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Pese a su partido sin brillo, el equipo inglés fue el que intentó llevar la iniciativa, sobre todo en una primera parte insípida, pero en la que Thiago Alcántara rozó el gol. En un rápido contraataque, tras una parada de Alisson, Salah condujoel balón hasta el área y se lo dejó en la media luna a Thiago. El español, con más colocación que fuerza, se topó con un gran Alex Meret y ahí se perdió la mejor del Liverpool, que luego disfrutó de un buen centro de espuela de Firmino que Curtis Jones no supo rematar con precisión.

Con el Nápoles conformista y el Liverpool incapaz, el balón parado estuvo a punto de proclamar el pleno de los italianos. Una gran falta lateral sobre el área del Liverpool que se fue cerrando y encontró la cabeza de Leo Ostigard, que marcó y directamente miró al linier esperando confirmación. Este dio gol, pero el VAR, tras varios minutos de revisión, lo echó para atrás por un fuera de juego casi imperceptible.

 

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La réplica del Liverpool llegó en el minuto 85. Córner que encontró a Darwin Núñez dentro del área y el uruguayo conectó un cabezazo abajo que Meret sacó en la línea. Mientras Darwin pedía que el tanto subiera al marcador, Salah aprovechó el rechace para marcar el 1-0. La UEFA, tras comprobar que el balón de Darwin no había traspasado la línea, dio el tanto a Salah, que suma siete dianas y cierra la fase de grupos como máximo goleador a la espera de los partidos del miércoles.

 

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Para cerrar el encuentro, Darwin repitió la jugada del 1-0, al cazar un rechace tras un cabezazo de Van Dijk y hacer su tercer tanto en esta ‘Champions’. El Liverpool termina la fase de grupos con cinco triunfos y quince puntos, lo mismo que el Nápoles, que es primero por la goleada que infligió a los ‘Reds’ en la primera jornada. El Ajax, como tercero, irá a la Liga Europa y el Rangers termina colista con cero puntos en seis encuentros.

 

 

El Eintracht Frankfurt da la sopresa

 

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El club alemán evitó un pleno de clubes portugueses en octavos de final de la Liga de Campeones por primera vez en la historia y pasó de ronda tras superar 1-2 al Sporting, que se dejó remontar un 1-0 a favor con los tantos de Kamada y de Kolo Muani. Nunca antes tres equipos portugueses habían pasado a la vez la fase de grupos. Con el Oporto y el Benfica clasificados, el Sporting rozó la proeza para mostrar al mundo que el fútbol luso está en un excelente estado de salud. Por lo menos, en Europa. Y eso que no lo tenía fácil, tenía que rematar la faena ante un equipo muy complicado.

 

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El Eintracht, campeón de la pasada edición de la Liga Europa tras dejar en su camino hacia la gloria al Barcelona, iba a presentar batalla en un grupo, el D, en el que todos se jugaban algo en una jornada de infarto. Tanto Eintracht como Sporting, miraban de reojo al otro duelo de la jornada, el Marsella-Tottenham. Los cuatro, tenían opciones de clasificarse. Al final, los hombres dirigidos por Ruben Amorim no salieron vivos de un partido eléctrico en el que tuvo su cuota de protagonismo el portero español Antonio Adán. El ex jugador del Real Madrid sacó una mano prodigiosa a un remate en propia meta de Gonçalo Bernardo que mantuvo con vida a su equipo en un primer acto que dominó el Sporting.

 

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Antes del descanso, fue Arthur Gomes quien hizo justicia en el marcador. Salvo el susto que despejó Adán, el Eintracht no disfrutó de muchas más ocasiones. El Sporting, sí. Y, en una de ellas, Arthur Gomes acertó a rematar un centro desde la banda derecha al segundo palo que conectó con su cabeza para adelantar al cuadro luso.

 

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Al Eintracht le quedaban aún 45 minutos para apuntarse a los octavos de final. Los aprovechó. Pasó a gobernar el partido y dio el primer paso para acercarse a la siguiente ronda con un penalti transformado por Kamada tras una mano del central uruguayo Sebatián Coates. Al Sporting le temblaron las piernas y, a falta de veinte minutos, Kolo Muani, en un arranque de fuerza, desbordó a la defensa lusa para marcar el 1-2 definitivo con un trallazo imparable para Adán. Mientras, la puntilla para el equipo de Amorim llegó desde Marsella, donde Lenglet marcó de penalti para dar un punto que encarriló el liderato del Tottenham e inició la eliminación del Sporting, que se quedó en la Liga Europa pero dejó a Portugal sin pleno. Y el Eintracht, por culpa de un tanto de Hojbjerg para el Tottenham en el minuto 95, perdió el liderato.

 

 

Despedida del Ajax con triunfo a domicilio

 

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Con un solvente resultado que pudo ser mucho más amplio (1-3), el Ajax dejó la Liga de Campeones para mudarse a la Liga Europa tras su paso por Glasgow, donde puso en evidencia las limitaciones del Rangers, que se despidió de su aventura continental sin puntuar en los seis encuentros de la fase de grupos.

 

 

 

El Ajax pudo golear en Ibrox, pero no estuvo atinado en los metros finales. Además, se topó con Allan McGregor, que evitó que entraran más balones en su portería. Aprovechó el cuadro de Alfred Schreuder las limitaciones del combinado escocés, que se deshizo en cuando aflojó en su ímpetu inicial, habitual en los primeros minutos de cada partido. Se desinfló pronto el equipo del neerlandés Giovanni Van Bronckhorst porque a los cinco minutos tomó ventaja el Ajax con un centro desde la izquierda que recibió de espaldas Mohammed Kudus, que vio la llegada desde atrás de Steven Berghuis, que no falló.

 

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El ritmo era alto y las llegadas frecuentes a ambas áreas. Tuvo su ocasión el Rangers para sumar su segundo gol en el torneo. Fue con un cabezazo de Fashion Sakala que sacó bajo palos Calvin Bassey. Pero fueron los visitantes los que volvieron a marcar. A la media hora. Otro pase desde la banda izquierda hacia Owen Wijndal, que evitó que la pelota saliera por la línea de fondo. Le dio tiempo a centrar al lateral hacia el ghanés Mohammed Kudus, que pudo controlar el balón, acomodarlo sin problema y tirar sin opción para McGregor.

 

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No encontró la forma de reaccionar el Rangers, que acusó el segundo tanto y se desmoronó. Dio sensación de recuperarse en la segunda mitad. Sobre todo a la hora de juego, cuando Van Bronckhorst movió el banquillo y sacó al campo a Glen Kamara, Scott Wright y Alfredo Morelos. Arrinconó al Ajax y rondó el gol. Lo tuvo Scott Arfield, pero lo desbarató Remko Pasveer poco después de que el VAR anulara un tercer gol visitante, marcado otra vez por Mohammed Kudus, en fuera de juego.

Más clara fue la del colombiano Alfredo Morelos, que presionó a Pasveer y le arrebató el balón. Disparó, escorado, sin nadie bajo palos. Pero tiró fuera.  El premio lo encontró a continuación, en una internada del galés Rabbi Matondo que frenó con un penalti el mexicano Edson Álvarez. Lo transformó James Tavernier, que acortó las distancias. Alentado por el gol, el Rangers buscó el empate pero se topó con un nuevo gol rival. A la contra, con un buen pase, filtrado, del serbio Dusan Tadic y que aprovechó el portugués Francisco Conceicao, que acababa de saltar al campo, para encarar y batir a McGregor.

 

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