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Un gol en propia puerta de Pervis Estupiñán y un tanto de Sadio Mané dieron al Liverpool una victoria 2-0 en la ida de las semifinales de la Liga de Campeones contra el Villarreal poniendo al equipo de Jürgen Klopp en camino de su tercera final del torneo continental en cinco temporadas.

 

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El Villarreal se defendió en la primera parte para frustrar a los seis veces campeones de Europa, y Thiago Alcántara fue el que más cerca estuvo de romper el empate con un disparo lejano que se estrelló en un poste. El Liverpool subió la intensidad tras el descanso y, momentos después de que el centrocampista brasileño Fabinho viera cómo se le anulaba un gol por fuera de juego, un centro de Jordan Henderson fue desviado a su propia portería por Pervis Estupiñan para acabar con la resistencia del Villarreal. Con el 1-0, Mohamed Salah dio un pase sublime a Mané para que éste pusiera el partido fuera del alcance de su rival 133 segundos después. El Liverpool tuvo ocasiones para hacer más amplio el resultado, pero no logró aumentar. De cualquier forma es el gran favorito para rematar la faena en el partido de vuelta de la próxima semana en España.

 

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Tranquilidad  para Thiago Alcántara,  el MVP

 

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El futbolista español del Liverpool, apeló a la paciencia como una de las claves para que su equipo afronte con dos goles de ventaja (2-0) la vuelta contra el Villarreal. «Teníamos que tener paciencia», dijo Thiago en rueda de prensa. «No es sólo sobre tener paciencia, la clave también era encontrar esos huecos donde podíamos hacer daño. En la primera parte creamos muchas oportunidades y en la segunda también, hasta que llegaron los goles», añadió. El centrocampista, que vive el mejor momento de su carrera en el Liverpool, recibió el premio a mejor jugador del partido y fue preguntado sobre cuánto disfruta ahora sobre el campo. «Disfruto mucho con las actuaciones del equipo. No me puedo quedar con un solo partido de mi carrera ni con una sola época porque las he disfrutado todas», afirmó.

 

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El Guajiro Luis Diaz, una pesadilla

 

 

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No hubo un futbolista en el campo con más ganas que Luis Díaz. No hubo un jugador con más arrojo a la hora de encarar, de buscar al Villarreal y de intentar que la pelota llegara a la red. El colombiano hizo uno de sus mejores partidos con el Liverpool y fue la gran pesadilla de Juan Foyth y los suyos. Se quedó sin el gol, pero no había nadie más sonriente que Díaz al final del partido. Enfundado en un largo abrigo del Liverpool, al colombiano lo abrazaba Rhys Williams, uno de los canteranos del equipo, mientras Jürgen Klopp iba uno a uno dando las gracias a sus jugadores.

 

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El plan de meter a Díaz de inicio le había salido bien al técnico alemán. Esta era tan solo la segunda titularidad del de Barrancas con la camiseta del Liverpool en la ‘Champions’, pero no se achicó. Enfrente de The Kop se atrevió a hacer algo que normalmente no busca, por pura generosidad. Tres veces recortó hacia el interior y tres veces buscó la meta de Rulli. Una declaración de intenciones. El colombiano era la vía para desatascar la línea defensiva que el Villarreal había instalado en la frontal. Cuando no era un drible, era un disparo o un cambio de juego. Su banda era la que más caliente estuvo durante buena parte del partido. La atención amarilla se giró hacia él, para que en la segunda mitad entraran con mayor facilidad Jordan Henderson y Mohamed Salah por la otra y cayeran los dos tantos del ‘Pool’.

 

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Díaz se quedó a centímetros del suyo. El futbolista colombiano, como si levitase, era capaz de regatear en un palmo de terreno y con la ligereza de pesar poco más de 20 kilos. Era una pluma saltando sobre el césped de Anfield. Pero su dispro se marchó lamiendo el palo. Una jugada en la que se vio solo en el área, hizo un amago de dar el balón a un compañero a su izquierda y, como si de un palo de golf se tratara, utilizó su diestra para buscar la rosca. La pelota no entró, pero Klopp, consciente del nivel y estado del colombiano, incluso decidió cambiar antes a Sadio Mané que a él. Su partido terminó a los 81 minutos, cuando el mito Divock Origi le sustituyó. Se cerró el telón de Díaz y se abrió en su cara una sonrisa, la de saber que ante el Villarreal hizo su mejor partido como ‘Red’.

 

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