El socio número ocho del #FCBarcelona

El socio número ocho, Mario Montoliu, tomó la palabra en la Asamblea de Compromisarios del F.C. Barcelona y dijo que  “ya había dado “1.000 pesetas” para la construcción del Camp Nou, inaugurado en 1957. El gesto de barcelonismo del veterano compromisario fue acompañado de una gran ovación.» (1)

Por Rubén Costa Ullua

Bloguero en www.fdradio.net

Periodista acreditado en las coberturas del F.C Barcelona,
para el Diario Jornada y Producciones El Paso de Argentina

La crisis del F.C. Barcelona parece haber agudizado una tensión -antes latente, y ahora muy evidente- de  las diferentes vertientes o almas que coexisten en esta institución.

Por un lado está la necesidad de reafirmarse como el Club de las socias y socios. Este alma se ha ido verbalizando en las asambleas a las que hemos asistido este año, en las que  lo discutido en la tertulia del bar o en la tribuna del Camp Nou es traído a la luz en las intervenciones de muchos de los compromisarios. El presidente Joan Laporta prometió que cada tema importante merecerá una asamblea (por ejemplo, para valorar si inicia o no las acciones legales contra el ex-presidente Bartomeu), entonces, las voces de esta gente seguirá sonando.

Pero por el  otro, está el alma que le da el carácter internacional al Barça, como marca y como empresa; con objetivos siempre muy ambiciosos y simultáneamente, con problemas económicos que tienen muchas cifras (¡pero muchas!). Es así que la aceptación del endeudamiento de 595 millones de euros con Goldman-Sachs o la presentación  de megaproyectos como el del futuro Espai Barça (Laporta dijo que será a la ciudad de Barcelona tan importante como lo fueron en su momento los Juegos Olímpicos) pesan sobre la responsabilidad de un grupo de tan sólo 700 u 800 personas que deben decidir en un escenario espectacular como el Camp Nou o el Palau Blaugrana sobre este tipo de cuestiones “de altura”, sin dejar de ser socios, simpatizantes, compromisarios, que votan, sin embargo casi, casi, como  en un club de barrio.

Este difícil equilibrio se ha podido mantener desde los mismos orígenes del FCB, incluso conviviendo con otro factor no menos importante: el carácter político de un club que es la imagen de un país como Catalunya. Las tensiones y los posicionamientos que se fueron dando con motivo del debate sobre su independencia, también se vieron en las tribunas. Hay señales televisivas o relatos de partidos que obviaron (y lo siguen haciendo) que en el minuto 17:14 el estadio grita  Inde, Inde, Independència!! o que se hicieran visibles, antes del Referéndum  del 1 de octubre del 2017, enormes pancartas que decían «Democràcia» o después, cuando en los juicios a representantes del gobierno legítimo de Catalunya y de representantes de entidades civiles, como Òmnium Cultural y la Assemblea Nacional Catalana, aparecían las de «Llibertat Presos Polítics». Esto también es el Barça: una fuerza política que no se calla. Hay una frase interesante que se le atribuye al escritor Manuel Vazquez Montalban, una frase citada  (también muy matizada) en innumerables artículos, que afirma que  «El F.C. Barcelona es el ejército sin armas de Catalunya» (2)

El Barça es uno de los pocos clubes de proyección planetaria en que todavía es posible ver un poco más allá del fútbol y de la marca. Un raro privilegio dado el hermetismo en alza que existe hoy en este deporte, en donde otra nueva clase también está creciendo, la de los «clubes estado». Se está llamando así a aquellos equipos que no siendo clubes no pertenecen a una empresa o consorcio “a la vieja usanza”, sino que de algún modo pertenecen a un país determinado. Podríamos citar al Paris Saint Germain con Qatar o recientemente, como lo describe John Carlin en su columna «El Córner Inglés», el Newcastle con Arabia Saudita. (3)

No es éste, entonces, el mejor momento para tener una crisis como la que vive el club. Para la Junta actual las pérdidas económicas con que debe lidiar son producto de la malísima gestión del anterior presidente, Josep Maria Bartomeu. Aunque para éste, las cifras de las pérdidas que se muestran están infladas y el daño derivado de su presidencia no es tan grande. Por eso en medio de la discusión del juguete roto aparece en el horizonte blaugrana el riesgo, el peligro de que, aún de un modo no deseado por los compromisarios, el Barça acabe convirtiéndose en sociedad anónima  (4), un lugar que, ante la existencia de lo que ya denominamos Clubes-Estado aún no sería la peor posible…

Los tiempos pasados no necesariamente fueron mejores. Aunque seguro que sí fueron distintos. Aunque probablemente el reto más importante que tiene el Barça, además de lo futbolístico (de lo que no hemos hablado hoy), es cómo sobreviven y conviven todas sus singularidades para seguir siendo “més que un club”.

Fotos: Asambleas de Socios del F.C. Barcelona. 4 de julio y 17 de octubre de 2021