«El Gato» histórico del Real Madrid

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El Santiago Bernabéu devoró al PSG con todo y sus infinitas luminarias 3-1. Karim Benzema con su Hat-Trick eclipsó al rey y al heredero al trono. Remontada y rumbo a cuartos de final de Champions League. El Manchester City de Guardiola empató 0-0 con Sporting de Lisboa y también avanzó con global 5-0.

 

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Ni Messi, ni Neymar, ni Mbappé pudieron evitar la hecatombe. Neymar ha olvidado hace mucho tiempo la ambición por ganar. Messi diluído…Mbappe con gol solitario. Los dos veteranos, Benzema de 34 años y Luka Modric de 37, devolvieron a los parisinos a su cruel realidad. La grandeza se mira de lejos. Bastó un error de Gianluigi Donnarumma para que los jugadores del equipo francés miraran al precipicio y acabaran despeñándose atenazados por el miedo. Como en 2017 ante el Barcelona, al equipo francés le faltó liderazgo, pese a contar con jugadores de la talla de Lionel, de Neymar, y del mismo Kylian Mbappé.

 

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La eliminación en octavos de final vuelve a poner de manifiesto que el empuje de Catar no cala en el campo. Y deja abierta la puerta a una situación caótica, con un entrenador, Mauricio Pochettino, más cuestionado que nunca y con una estrella, Mbappé, que debe preguntarse si vale la pena seguir en un equipo sin alma. El fracaso es estratosférico. El equipo, reforzado con la llegada de un Messi y sus siete Balones de Oro, de un Sergio Ramos y su liderazgo incuestionable, tropezó en la misma piedra, la falta de espíritu ganador. Al PSG le quedará el consuelo de pensar que estuvo cerca, que en el global de la eliminatoria fue superior al Madrid y que mereció mejor suerte. Pero todo eso no ocultará que el equipo se diluyó cuando el destino le colocó frente a un reto.

 

 

La confrontación

 

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Al menos hasta el primer tanto, volvió a dejar claro que este París Saint Germain era superior, libra por libra, gramo por gramo, a este Real Madrid. Si presionaba era desbordado generalmente por la calidad de los pupilos de Mauricio Pochettino con Leo Messi como director de orquesta junto a Marco Verratti y con Neymar también como acompañante de lujo y si reculaba, otra vez le acababan llegando dentro del área. Si a eso se le añaden fallos importantes y pérdidas de balón, la situación tenía que caer por su propio peso.

 

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Pero todo cambió en el segundo tiempo. La empresa, según avanzó el choque, se puso para el equipo de Carlo Ancelotti más que difícil. Tras un inicio fogoso, presionante y vivo del Real Madrid, el PSG se asentó. Mbappe empezó a parecer Usain Bolt por el verde del Bernabéu. Cada error en la marca o con el balón lo castigó milimétricamente. Avisó dos veces, el neerlandés Danny Makkelie le anuló un gol por fuera de juego del luso Nuno Gomes y a seis minutos del descanso una pérdida de Carvajal permitió a Neymar enviar al francés, que esta vez no falló ante Courtois. Fue el 1-0.

 

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Este gol encareció la eliminatoria al Real Madrid hasta límites cercanos a lo imposible, por el resultado y por las sensaciones que dejaban ambos equipos en el césped y sobre todo Mbappé. Pero apareció la magia. Ya sin Kroos ni Asensio en el campo y con Camavinga y Rodrygo recuperó vigor, pero sobre todo fe y esperanza con la presión y el gol de Benzema, que recibió a un Vinicius que tras cuajar un partido muy apagado apagó por desmelenarse, como todo su equipo.

 

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Con media hora por delante, el Real Madrid creyó y el PSG desapareció. En dos minutos, entre el 76 y el 78, Benzema completó su triplete y la remontada. El cuadro de Pochettino, completamente desbordado, parecía otro. Como el Real Madrid. Ni la salida de Di María y los intentos postreros de Mbappe consiguieron forzar la prórroga. El Real Madrid, que estaba k.o. ante el que puede ser su futuro ídolo, había hecho lo que parecía casi una utopía. Ganó 3-1 con el triplete del Gato Benzema.

 

Magia dice Carlo Ancelotti

 

 

 

El entrenador del Real Madrid, calificó la remontada de su equipo contra el París Saint-Germain (3-1, 3-2 en el global), como una “noche especial” que fue posible gracias a que salió “la magia de este estadio y esta afición”. “Se explica con el hecho de que hemos sufrido mucho, pero hemos aguantado. En la primera parte era difícil recuperar el balón, pero después una buena presión nos ha dado la oportunidad de marcar el primero y desde ahí ha salido la magia de este estadio y esta afición. Nos ha dado energía y ha matado al rival porque los últimos 30 minutos solo había un equipo en el campo”, dijo en rueda de prensa.

 

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“Es la magia de un estadio que tiene una historia fantástica. Es una noche especial, espectacular. He dirigido muchos partidos como entrenador en esta competición y como esta noche no es fácil vivirla. Ojalá sea inolvidable porque significaría que lo hemos hecho bien en la ‘Champions’”, añadió. Un Ancelotti que ponderó el nivel de su equipo pensando en seguir avanzando en la Liga de Campeones: “Como dije al principio de esta competición, si estamos bien se puede competir contra cualquier equipo. Parecía que después del partido de ida no teníamos posibilidades de pasar, pero la cosa cambió porque jugamos mejor y con mucho carácter este partido. La suerte ayuda, como tuvimos en el primer gol”.

 

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Además, el italiano señaló que la energía que aportaron sus cambios fueron clave pare remontar la eliminatoria. “Ha sido importante porque ha llegado en un momento en el que hemos cambiado la dinámica del partido. La frescura de Camavinga y Rodrygo ha ayudado al equipo. Ha sido un cambio de que queríamos más energía en el centro del campo y ellos no tenían más”, aseguró.

 

El City no se despeinó

 

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Manchester alcanzó los cuartos de final de la Liga de Campeones tras cumplir un trámite frente al Sporting (0-0), incapaz de alterar lo más mínimo la eliminatoria tras el inalcanzable 0-5 de la ida a favor del equipo dirigido por Pep Guardiola. No hubo ni el más mínimo atisbo de rebeldía en las filas del conjunto portugués. Sabía de antemano que se encontraba ante una misión imposible. Necesitaba un milagro que jamás llegó y que no sorprendió a nadie. Y Guardiola tampoco se habría dejado, porque él y sus jugadores se tomaron el partido en serio.

El Manchester City siempre controló el duelo, jamás bajó los brazos y, aunque no hubo excelencia como en otras ocasiones, los hombres de Guardiola nunca dejaron alguna rendija abierta para hacer soñar a su rival. Y menos algunos jugadores que pelean por hacerse con un hueco en el once cada partido. Guardiola apostó por algunos de ellos bien por obligación o bien por simple elección. Por ejemplo, dio la titularidad a un joven lateral derecho de 19 años, Conrad Jaden Egan-Riley, que apenas había disputado con anterioridad un partido oficial en las filas del Manchester City. La ausencia de Kyle Walker, que cumplió el segundo de sus tres partidos de sanción, le abrió la puerta de la titularidad.

 

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Además, Guardiola colocó al ucraniano Oleksandr Zinchenko para sustituir a Joao Cancelo, tocado tras el duelo frente al United del pasado fin de semana. Ilkay Gündogan sentó a Kevin De Bruyne, amenazado de sanción; Fernandinho entró por Rodri Hernández y Gabriel Jesús y Sterling jugaron arriba por Mahrez y Grealish. En total, seis novedades respecto al pasado fin de semana que carburaron con precisión durante todo el choque. Sin alardes, pero con un control total, la primera parte pasó tediosa, con pocas ocasiones en un monólogo «citizen» a medio gas que bastó para pasar de pantalla hacia la siguiente fase. Sólo Phil Foden, casi a la media hora, y Sterling, al borde del descanso, probaron a Antonio Adán, que salvó a sus compañeros de marcharse al vestuario por detrás en el marcador.

 

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En la reanudación no cambió la historia. El City siguió a lo suyo. Incluso pisó un poco más el acelerador y, casi nada más salir de los vestuarios, abrió el marcador por medio de Gabriel Jesús, que se quedó sin celebración cuando el árbitro anuló su tanto por fuera de juego. El Sporting tampoco pudo revertir la situación. Siguió detrás de la pelota. Casi nunca la tuvo y, sólo algún fogonazo de Pablo Sarabia permitió inquietar a Ederson. El medio español dejó algún destello y un buen centro en una falta que estuvo a punto de hacer bueno Bruno Tabata. No hubo nada más. Ni en un lado ni en otro. El 0-5 de la ida fue una losa demasiado pesada para el Sporting y un marcador demasiado generoso para el City, que, prácticamente a medio gas, alcanzó la siguiente fase de la Liga de Campeones.

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