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El serbio Novak Djokovic recibió este en el Torneo Nitto el premio como número uno al final de la temporada del deporte blanco.
«Después de los Grand Slams y las Finales ATP, ser el número uno es probablemente el mayor desafío de nuestro deporte», dijo Djokovic tras recibir y besar la copa. «Es el pináculo de toda la temporada. Estoy muy orgulloso de ese logro. Este es un año muy especial por todo el proceso y el viaje que he vivido en los últimos 15 meses. En particular, los últimos 8-10 meses», añadió. «Después de la cirugía del codo de febrero, parecía bastante improbable que yo estuviera en esta posición como el número uno a fin de año. No sólo porque estuve en el puesto 22 en el ránking, sino también por cómo me sentí en la cancha y cómo jugué. Pero siempre había una parte de mí que creía que podía volver y nunca pensé que fuera imposible», añadió el serbio. Nada más acabar el primer partido individual entre el surafricano Kevin Anderson y el austríaco Dominic Thiem, Chris Kermode, presidente de la ATP, entregó a Djokovic la copa que representa la gesta de Djokovic lograda por quinta vez en su carrera.
El jugador de Belgrado finaliza en Londres una campaña en la que ha sabido sobrevivir después de su operación de codo en febrero, y en la que ha tomado decisiones cruciales, como desechar de su equipo al estadounidense Andre Agassi y al checo Radek Stepanek, y regresar con el eslovaco Marian Vajda al timón. Tras esta última decisión, «Nole» hizo semifinales en Roma y cuartos en Roland Garros, pero luego completó un penúltimo tramo genial.Fueron cuatro trofeos a partir de julio, con una serie de 31 victorias y solo dos derrotas -una de ellas, en la final de París-Bercy. En Wimbledon logró su cuarto título. Luego triunfó en Cincinnati, donde se convirtió en el primer jugador de la historia en ganar todos los Masters 1.000 del circuito, y después se hizo con su tercer Abierto de Estados Unidos. En Shanghái ganó su 32 Masters 1.000, pero se quedó a uno del récord del español Rafael Nadal, al perder en la final de París con el ruso Karen Khachanov. En la capital francesa, eso sí, recuperó el número uno tras la baja de Nadal, que le aseguraba acabar la temporada en esta posición.